sábado, 30 de julio de 2011

La invasión a Bolivia de 1828 (2): Agustín Gamarra, Gran Mariscal de Piquiza

"Su autoridad ya temible ante La Mar desde un principio, se volvió formidable"
Jorge Basadre, en "Iniciación de la República"


Agustín Gamarra es proclamado Gran Mariscal de Piquiza




GAMARRA INVADE BOLIVIA

*No hay dudas de la invasión de Gamarra a Bolivia, sin embargo voy a mencionar a Félix Denegri quien en su "Historia Marítima..." argumenta que no se trata de tal pues considera muy inferior el ejército de Gamarra en cuanto a número y experiencia con el de Sucre, considera más bien que secundó a los bolivianos; comprendo su punto de vista militar pero me parece una exageración. Basta decir que Basadre y los historiadores bolivianos la consideran una invasión sin lugar a dudas. En el transcurso daré muchos más detalles para contradecir totalmente de que no se trató de una invasión, que tampoco fue atroz pero no por ello deja de serlo. Es el único historiador que no habla de invasión, lo pongo porque me parece respetable.

El historiador boliviano Alcides Arguedas calcula las fuerzas de Gamara en 5000 plazas.

El ingreso del ejército peruano a Bolivia se da en concordancia con la sublevación de los soldados bolivianos que logran herir a Sucre en un brazo y lo toman preso. Gamarra refiere que la campaña es fácil pues el ejército peruano es bien recibido y casi sólo se dedica a recoger las armas que los enemigos dejan en su huída.

El 29 de Abril de 1828 Gamarra convoca a una reunión de sus altos mandos donde manifiesta que La Mar le dio atribuciones y la potestad para actuar según convenga en el sur por el bien de la nación. Todos apoyaron a la idea de Gamarra excepto el general Martínez de Aparicio y el prefecto Reyes. Esto lo argumenta Lira, aunque muchos historiadores consideren que Gamarra desobedeció al gobierno de La Mar. En todo caso es claro que aunque no lo desobedecíó totalmente actuó de manera autónoma como desde hace mucho ya lo hacía.

Se le dio orden entonces al general Cerdeña para que traspase el río Desaguadero con una columna de cazadores. Dejó al general Manuel Martínez de Aparicio guardando el paso del río.

Al ingresar a territorio boliviano lanza la siguiente proclama a los soldados del ejército peruano, donde manifiesta CLARAMENTE que su intención no era avasallar a Bolivia ni conquistarla:

Proclama al ejército peruano: 

«Soldados: Este suelo que hoy empieza a sentir el ruido de las armas peruanas, es la patria de nuestros amigos, y para decirlo de una vez, de nuestros propios hermanos. Su destino no es la conquista: es la redención de pueblos desgraciados, que buscando libertad han sido víctimas de una dominación más dura que la de sus antiguos opresores.

«Soldados: La dicha de dos naciones republicanas está librada a un pequeño esfuerzo suyo. Librado el Alto Perú, van a asegurar la suerte del suelo natal.

«Soldados: Cumplan con su deber que el mundo entero les contempla. Háganle ver que por sus servicios no exigirán nuevo vasallaje, nueva humillación.

Observamos aquí claramente cómo Gamarra llamaba Alto Perú a Bolivia, no sólo porque era común hacerlo dado sus orígenes, de seguro también porque pensaba FIRMEMENTE que Bolivia era del Perú o debía serlo. Y a su vez recalca la gran importancia que tiene que Bolivia no sea controlada por un subalterno de Bolívar que pondría en grave peligro al Perú por un ataque combinado.

Tal comportamiento también podemos verlo claramente en la siguiente proclama que fue dirigida a los Altoperuanos (bolivianos) cuando llegó a Azafranal el 2 de Mayo de 1828, donde Gamarra los llamaba compatriotas:

Proclama a los bolivianos:

«Compatriotas: El Ejército del Sur no puede por más tiempo permanecer sordo a sus lágrimas y clamores. Ochenta y dos peticiones con más de 2000 firmas suyas han volado de su seno a la otra banda del Desaguadero, son documentos más que suficientes para conocer la voluntad general de su patria y justificar el auxilio que les prestan hoy sus hermanos.

«El gobierno y el ejército se han resignado hasta ahora a una conducta circunspecta y neutra, en medio de la compasión que demanda su suerte, porque dudaban si sus gemidos eran sólo la emisión de los descontentos o la desesperación general de los patriotas. Las continuas conspiraciones que se han sofocado y la unidad de los sentimientos de los colegios electorales han ratificado que todos sus pueblos desean redención y una libertad verdadera.

«Alto Peruano: Están bajo los auspicios de sus propios y antiguos hermanos. Sus opresores dejarán el puesto y verán que ellos son el orígen de la ingratitud, porque ellos han querido confundir la gratitud con servidumbre.

«Pueblos: El ejército les trae esa libertad verdadera que no han disfrutado hasta el día. Reúnanse bajo sus aras y que ella sea la que les dé instituciones sabias y un gobierno responsable y temporal. Que ella misma haga desaparecer un código trazado por la ambición y sólo con el fin de oprimir a los hombres destinados a ser libres.

«Compatriotas: El Ejército que ha venido a proteger sus deseos no permanecerá entre ustedes sino el tiempo que tarden en reunir su representación nacional. De ella sólo exigimos un ósculo de paz y una amistad fraternal con el Bajo Perú (*Perú). No pretenderá por sus servicios una nueva esclavitud, un bárbaro coloniaje. Entonces se constituirán, fuera de intervención extranjera, liberal y popularmente conforme con los principios del siglo y de los amantes de la dicha de los pueblos. Así merecerán la gratitud de sus descendientes y de todas las generaciones.

En los siguientes días que estuvo en Azafranal también habló alabando a los colombianos y persuadiéndoles que ayudar a la liberación de Bolivia sería lo mejor que podían hacer:

Proclama al ejército colombiano:

«Soldados: Ustedes son el ídolo de los americanos. Con su sangre han dado libertad a millones de esclavos. Son gloriosos porque también son columna de la libertad. Jamás han manchado su nombre, declarándose sátrapas de la ambición. La división Lara, Voltígeros y últimamente el inmortal Pichincha, que ha sido desarmado con ignominia, han manifestado los votos íntimos de su corazón. Ustedes son dignos de la gratitud americana. Empero los nuevos dominadores quieren matizarlos de distinto modo porque ellos cifran su gloria en la degradación de los hombres. 

«Soldados: El ejército del Perú que viene a proteger estos pueblos, porque ellos los llaman, y que por ellos detestan la presente política, está cerca de ustedes. Al presentarnos a su frente, extenderán los brazos fraternales para estrecharles a su corazón, si consecuentes a sus principios, respetan la voluntad nacional.

«Soldados: El ejército que mando está distante de creer que faltan al deber y al sistema que ha jurado su patria. Unamos nuestras banderas y seamos el apoyo de los Alto Peruanos, como es Colombia de toda la Amércia liberal.

Y con el fin de apaciguar los ánimos y ganarse la confianza del ejército boliviano (que le dará un excelente resultado) les dirige a ellos estas palabras:

Proclama al ejército boliviano:

«Soldados: Están engañados. Creyendo ser la columna de la independencia y libertad de su patria, son el instrumento de su humillación y servidumbre. Reconozcan su posición, y el desengaño les hará renunciar los principios a que alucinadamente se han suscrito con degradación de sus banderas y escándalo de todo el mundo. La investidura militar no debe hacerles olvidar que pertenecen a un pueblo que gime  y ha pedido nuestra protección. Únanse a sus sentimientos y háganse dignos de recibir la oliva que les presenta la República Peruana.

«Soldados: El ejército de mi mando ya marcha por su territorio, empero sus lanzas y bayonetas están envainadas y colgadas a la espalda. El Dios de paz influya en sus ánimos para que no den lugar a preparar las armas ni derramar una sola gota de sangre americana.

«Soldados: Ustedes son la esperanza de la patria. Consumen el sacrificio por su libertad, mas no por sostener a sus bárbaros opresores, que sólo merecen odio eterno y execración universal.

Gamarra es muy hábil en sus proclamas, anuncia a cada cual lo que espera oír, en gran parte es sincero en lo que dice, pero en otra no. Les dice a los bolivianos que su tropa no viene con intención de luchar y que está llana a las conversaciones ante todo.




No era la primera vez que Gamarra pisaba suelo boliviano:

Recordemos que Gamarra tenía muchos vínculos con Bolivia, había luchado allí primero a favor del Rey de España contra los patriotas bolivianos y argentinos, donde contrajo matrimonio con la argentina Juana María Alvarado. Con Andrés de Santa Cruz, en la que éste venció en Zepita, llegó a bolivia. Luego durante la guerra de Independencia, acompañó a Sucre al Alto Perú (Bolivia) para combatir a los remanentes realistas.

*Pronto postearé sobre estos temas por separado. Sobre su esposa argentina pueden dar clic aquí

Sucre y su actitud ante la invasión

Como lo comenté en el post anterior Sucre sintió esta invasión no sólo por Bolivia (como sería iluso pensarlo) sino también por su orgullo personal.
Gamarra le había enviado un escrito donde de manera personal le decía que él venía "A INTERPONERSE ENTRE LA VÍCTIMA Y LOS ASESINOS", refiriéndose a Sucre y a los bolivianos que trataban de matarlo.
La respuesta furibunda la podemos ver esto en su carta del 10 de Mayo de 1828 a Gamarra:



GAMARRA OCUPA LOS DEPARTAMENTOS BOLIVIANOS

"La campaña de Gamarra fue breve y deslumbrante"
Jorge Basadre, en "La Iniciación de la República"



El Ejército del Sur

Gamarra se encargó pues de formar un ejército que más bien venía a ser una División Peruana del Sur. Sin duda puso mucho empeño y seguramente no sólo con el objetivo de desembarazar al Perú de Bolivia sino también de generarse un grupo de soldados adictos a su persona por lo que se empeñaba en disciplinarlos y ganarse su aprecio.

El ejército del Sur, que acompañó al general Agustín Gamarra estaba formado por:

Batallón 1º de "Zepita"
Batallón 2º de "Zepita"
Batallón 1º de "Callao"
Batallón 2º de "Callao"
Batallón "Pichincha" (peruano), al mando del teniente coronel Miguel de San Román
Regimiento de caballería "Húsares de Junín"
Escuadrón "Dragones de Arequipa"

Gamarra tenía cuando traspasó el Desaguadero que vérselas con las siguientes tropas:

Tropas colombianas:
Batallón "Pichincha" de 200 hombres(colombiano)
Regimiento "Granaderos de Colombia", 300 hombers a órdenes del General Braun
Tropas bolivianas:
1º, 2º y 3º Batallón de Bolivia: de 1800 hombres en La Paz
Lanceros bolivianos: 400 hombres, en La Paz.
"Cazadores a Caballo": 300 hombres á órdenes del Coronel Pedro Blanco, en Potosí.
Infantería: 300 hombres en Potosí
Granaderos: 100 en Chuquisaca

En total considerando las milicias y demás soldados llegaban a cerca de 3 500, que Sucre esperaba aumentar a 5 000.

Gracias a las proclamas de Gamarra que no eran para nada beligerantes ni inspiradoras de terror el ejército tuvo un recibimiento tranquilo, a pesar que cuando Gamarra estaba en Azafranal (desde el 2 de Mayo), se entera el 5 de ese mismo mes que La Paz protestó enérgicamente contra la invasión y se alistaba a la defensa. Envió por ese motivo al Dr. Crispín Medina para parlmanetar con Urdininea, pero fue apresado por haberse prestado a ocupar un cargo extranjero. Urdininea le respondió a Gamarra que su respuesta estaría en la punta de sus bayonetas.

Gamarra avanzó con el ejército peruano y llegó a Viacha, departamento de La Paz el 7 de Mayo de 1828, día en que la compañía de Granaderos del batallón "Pichincha" y 300 hombres más se pasaron a su lado para combatir ayudando al ejército peruano contra las fuerzas de Urdininea. Esto obviamente era resultado de las promesas de Gamarra y su habilidad para adherirse a los colombianos y bolivianos. Por su parte Urdininea se retiró en desorden de Viacha para llegar a La Paz donde su ejército estaba estacionado.
Gamarra entra a la ciudad de La Paz el 8 de Mayo por lo cual Urdininea abandona la ciudad y se dirige al sur, rumbo Oruro. El ejército peruano se esparció hasta Caracollo cerca a Oruro.
Luego de contramarchar para reposar de las fatigas el ejército peruano continuó con la marcha hacia el sur por Viacha, precediendo la vanguardia el escuadrón "Dragones de Arequipa".
Cuando llegaron a Sica Sica el 22 de Mayo de 1828 el capitán Montenegro cargó contra una partida boliviana del teniente Mota y le tomó 29 prisioneros de sus 32, los envió donde Gamarra y él liberó al capitán Mota y lo dejó ir, mientras que los demás soldados se adhirieron a la causa peruana.

La rebelión del Coronel Pedro Blanco

El coronel Pedro Blanco Soto que comandaba el Regimiento "Cazadores a Caballlo", muy bien armado, había asegurado a Sucre defender la causa boliviana, pero fue aclamado en Chichas, por sus soldados jefe de la rebelión que estalló contra el gobierno de Urdininea por lo cual se puso a la cabeza de éstos el 17 de Mayo de 1828. Así Bolivia perdió más o menos 800 soldados de buena tropa .

Cuando Gamarra levantó el campo de Sica Sica para llegar a Panduro el 25 de Mayo, se enteró de la defección del coronel Blanco y en seguida trata de ponerse en contacto con él.
Además recibe la noticia de una sublevación en el ejército boliviano que debía estallar en Paria el 26. Los jefes que la incentivaban eran el coronel González y el comandante de Cazadores Manuel Valdez del batallón "1º de Bolivia" y "2º de Bolivia" respectivamente; quienes al ser sorprendidos se asilaron en el campamento peruano junto con otros 8 oficiales que así se pasaron a nuestro bando el 28 de Mayo cuando el ejército peruano llega a Caracollo.

El General Urdininea decide ir en busca del coronel Blanco

Fue entonces que al ver que perdía más hombres producto de las disputas intestinas que Urdininea decide reunir en Oruro una Junta de Guerra para determinar lo mejor a hacer. Decidió al final desembarazarse de Blanco por lo que envió al General López a perseguirlo mientras que él maniobraba en retirada contra el ejército peruano.
Esta decisión ha sido duramente criticada y Sucre incluso denuncia más tarde como un acto de traición el no enfrentar al ejército peruano en masa sino más bien destacar una importante tropa en busca de Blanco. Los historiadores bolivianos en su mayoría critican este comportamiento por lo menos dubitativo del entonces Presidente Provisorio de Bolivia.

Mientras tanto los pronunciamientos bolivianos contra Urdininea siguen proliferando, esta vez en Paria oficiales bolivianos se rebelaron contra los colombianos, uno de ellos, el teniente coronel Montenegro fue fusilado por habérsele descubierto comunicaciones con Gamarra.
Otra suerte siguió el coronel Portillo quien se desligó de los soldados colombianos y ocupó el departamento de Cochabamba, por su propia cuenta, sin tener contacto con Gamarra.

La Reunión en Atita y la falta de poderes de Gamarra

"Gamarra tuvo que hacer de la necesidad virtud, y por primera vez se dirigió al ministro de guerra, excusándose con la falsedad de haberle enviado el parte respectivo de las operaciones militares, y pidiéndole poderes e instrucciones para celebrar un tratado de paz"
Nemesio Vargas, en "Historia del Perú Independiente"

Agustín Gamarra por su parte propuso arreglos de tregua y para elllo envió comisionado al pueblo de Atita, cerca de Paria. Envió de representantes al coronel Miguel Benavides, al teniente coronel Agustín Lira, al doctor José Maruri De la Cuba y de secretario el sargento mayor Juan Bautista Zubiaga (cuñado de Gamarra). El presidente provisorio de Bolivia José María Pérez Urdininea envió por su parte al coronel Anselmo Rivas, al entonces teniente coronel José Ballivian, al auditor Mariano Calvimonte y de secretario al capitán Manuel Sagarnaga.

Se ha hablado mucho del fracaso de esta reunión. El entonces teniente coronel Agustín Lira menciona que el hermano de "La Mariscala" mayor Zubiaga tenía un carácter muy altanero y agresivo que obstaculizó grandemente la reunión. Refiere textualmente sobre él: "...con su genio díscolo, presumido, alocado, presuntuoso, con gajes de sabiondo en toda clase de materias, sin dejar de tenerse por financista, más militar que Berthier (*el legendario Mariscal de Napoleón que le servía de Jefe de Estado Mayor) para dirigir campañas o ser director de ellas, asesor de su cuñado y demás, insultó con groseras palabras, maneras pueriles a los señores comisionados bolivianos". Gamarra por su parte refiere que los comisionados atropellando la norma más básica de diplomacia cometieron la barbaridad de robar las minutas que habían traído los peruanos para hacer el tratado de paz. Nemesio Vargas asegura que los bolivianos lo hicieron burlándose de Gamarra pues no tenía facultades del gobierno peruano para firmar ningún tratado ni negociaciones internacionales.

¿GAMARRA NO TENÍA ENTONCES NINGÚN PODER DEL GOBIERNO PERUANO? Esto parece bien cierto y es una prueba contundente que Gamarra actuó independientemente del gobierno central de Lima, y por tanto del mariscal José de La Mar. El capítulo de la invasión por lo menos es orquestado en su totalidad por Agustín Gamarra. Sí se puede decir que La Mar le dejó confiado el asunto boliviano a Gamarra pero en esta etapa ya él actuaba por sí solo.

En sus memorias, el presidente José Luis de Orbegoso apoya esta versión: 
"El General Don Agustín Gamarra que con un regular ejército ocupaba el departamento de Puno, aprovechó de las circunstancias en que se encontraba Bolivia, donde se anunciaban síntomas de conmociones y trastornos interiores, para variar la administración establecida y entró con su división en aquella República, sin tener para ello autorización alguna del gobierno"

Aquí entonces Gamarra viendo que necesita el apoyo del gobierno central escribe al ministro de Guerra por primera vez. El historiador Nemesio Vargas habla de esto como: "Gamarra se humilla", me parece muy exagerado este acápite, es más podríamos decir que Gamarra actuó de manera hipócrita en cierto modo pero lo hizo con un fin muy claro, no es una humillación es mas bien, el saber pensar y ser práctico. Todo hombre debe saber qué es lo que puede hacer y qué es lo que no puede hacer. Gamarra lo entendió muy bien y rápidamente, claro está que si hubiese sido por él no hubiese pedido ningún permiso a La Mar y en cambio le gustaba tener el mando absoluto como hasta ahora, pues toda la campaña la hizo él solo, llevando a gente de confianza, como su esposa, su cuñado, y demás generales que le eran muy cercanos.

La sorpresa de Caihuasi o Collahuasi

En la noche del 31 de Mayo de 1828 los peruanos estaban acampando en medio del frío en Caihuasi (también llamado Caiguasí, en Oruro) pero con las fogatas ardiendo por el terrible frío que hacía. Lira menciona la gran labor de Francisca Zubiaga, esposa de Gamarra quien con las demás rabonas procuraban los colchones y los avituallamientos del ejército peruano. Como se tenía un comisionado boliviano y además hace poco habían hablado el ejército no estaba muy alerta.
El coronel Felipe Brown entonces con fuerzas colombianas y bolivianas al mando de los Tenientes coroneles Galindo, Acera y Barriga llegó de noche e intentó una sorpresa, tratando de apoderarse de los caballos peruanos. A las balas de los bolivianos los cazadores del batallón "Pichincha" formaron lo más rápido que pudieron e iniciaron las descargas, como resultado los enemigos huyeron dejando sables, fusiles y otros pertrechos. Los peruanos tuvieron 9 entre muertos y heridos, y según cuenta Lira se dispersaron 100 hombres que llegaron al Cuzco atemorizando a la población (este dato parece muy extraño, pero Basadre lo toma en cuenta)
Gamarra y sus tropas continúan la persecución del que representa el gobierno de Sucre en Bolivia y llegan a Oruro tomándola el 2 de Junio de 1828.



Coronel Otto Philipp Braun, llamado Felipe Braun, opuso real resistencia al ejército peruano, su derrota acabó con las esperanzas bolivianas de victoria

El coronel Blanco burla al Generla López mediante un movimiento circular. Desde Potosí va al sur cerca a Tupiza y luego al oeste de donde contramarcha hacia el norte. Allí se une a la división del General Cerdeña y entran ambos a Chuquisaca el 12 de Junio de 1828
 Blanco logra ubicar y apresar a Sucre en Ñuccho el 4 de Julio de 1828, se le promete garantías pero es obligado a marchas forzadas.
En Oruro el coronel Felipe Braun traba combate con fuerzas peruanas el 25 de Junio, inicialmente con el batallón "Zepita" que logra replegarse con el grueso del ejército sin perder un solo hombre, tras esto Braun se retira en derrota.

TRATADO DE PIQUIZA

"Bolivia, dominada por el invasor, confirmó entonces su humillación suscribiendo el tratado de Piquiza..."
Andrés de Santa Cruz

Se celebró entonces el Tratado de Piquiza el 6 de Julio de 1828 y los ejércitos de ambas partes estaban en paz; Sucre estaba hecho prisionero y era resguardado por los peruanos, el coronel Bernardo Escudero lo vigilaba.

*En verdad que es bien gracioso y sorprendente no poder encontrar el tratado completo en internet, lo he buscado varias veces y parece que nadie lo tiene, bueno pues aquí hago la transcripción en primicia exclusiva para su blog Agustín Gamarra, Mariscal de Piquiza:

El tratado de Piquiza era un Tratado preliminar de paz y desocupación militar que se realizó entre José María Pérez Urdininea, general en jefe del Ejército de Bolivia y encargado de la Presidencia de la República y Agustín Gamarra, General de División de los ejércitos de la República Peruana y en jefe del Sur.

Urdininea estaba representado por el Ministro de Hacienda Miguel María Aguirre, el prefecto de Chuquisaca General José Miguel Velasco y como secretario el Dr. Miguel Del Carpio. Gamarra por el teniente coronel Agustín Lira, primer ayudante del Estado Mayor General, el teniente coronel Juan Bautista Arguedas, ayudante de campo y como secretario el capitán José María López.


ARTICULO I


En el término de quince días contados desde el en que serán ratificados estos Tratados por los señores Generales en Jefe de los ejércitos beligerantes, empezarán a desocupar el territorio de la República Boliviana todos los individuos que existan en su ejército, ya sean colombianos o extranjeros de nacimiento.


ARTICULO II



Se exceptúan del artículo anterior los subalternos relacionados en el país, de capitanes inclusive para abajo, los cuales podrán permanecer en la República dejando el servicio de las armas, mientras que nombrado el Presidente del Estado pueda a su juicio llamarlos al ejército.


ARTICULO III


Los generales, jefes y oficiales que según el artículo I deban salir del territorio de Bolivia, podrán regresar a la República luego que se instale la Asamblea nacional; y durante su ausencia, se les suministrará media paga de los fondos de esta República, hasta que nombrado el presidente resuelva si han de ser o no, continuados en el servicio de als armas, y goce de sus sueldos. De esta media paga disfrutarán también los comprendidos en el artículo II y bajo la calidad estipulada en el presente.


ARTICULO IV


Los escuadrones de Granaderos y Húsares de Colombia que existan en la República, emprenderán su marcha para su país por la ruta que hasta Arica les designe el señor general en jefe del ejército peruano (*Gamarra), siendo de cargo de éste el proporcionar buques para su transporte y del de la República Boliviana la indemnización a la peruana de los gastos que ocasione.


ARTICULO V


El día siguiente de ratificados estos Tratados expedirá S.E. el General en Jefe del ejército boliviano (*Urdininea) un decreto convocando para el 1° de Agosto al Congreso Constituyente que se halla en receso, el que se reunirá en la ciudad de Chuquisaca para ocuparse: 1° de recibir el Mensaje y admitir la renuncia del Presidente de la República, Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, según lo tiene protestado; 2° de nombrar el Gobierno provisorio; 3° de convocar inmediatamente y a la celeridad posible una Asamblea Nacional, que revea, modifique o declare subsistente la actual Constitución.


ARTICULO VI

Esta Asamblea nacional se ocupará preferentemente en elegir y nombrar la persona que ha de ejercer la Presidencia del Estado, de fijar el día en que el ejército peruano deba empezar a evacuar el territorio de la República.


ARTICULO VII

El ejército peruano ocupará el Departamento de Potosí hasta el día en que se reúna el Congreso Constituyente, en el que emprenderá su marcha para la Paz y Oruro por el departamento de Cochabamba, y en su tránsito se le proveerá de los artículos de subsistencia que necesite.


ARTICULO VIII

La Asamblea nacional, después de llenar los objetos contenido en el artículo VI, suspenderá sus sesiones, para continuarlas así que el ejército peruano haya repasado el Desaguadero.


ARTICULO IX

El ejército boliviano ocupará los departamentos de Chuquisaca, Cochabamba, Santa Cruz y Tarija, y el de Potosí, al siguiente día que lo haya desouupado el del Perú. Los ingresos naturales por el tiempo que lo ocupe, y los de Oruro y la Paz por todo el que permanezca en el territorio el ejército peruano, deducidas sus pensiones, cederán a beneficio de éste.


ARTICULO X

Los supremos gobiernos de ambas repúblicas se avendrán sobre los cargos que tuviesen que demandar unos y otros desde que el ejército peruano pasó el Desaguadero.


ARTICULO XI

Las Repúblicas Peruana y Boliviana estrecharán sus relaciones por medio de sus Agentes Diplomáticos, tan luego como el ejército haya desocupado el territorio boliviano.


ARTICULO XII

No podrán las Repúblicas Peruana y Boliviana entrar en relaciones con el Imperio del Brasil, hasta que éste no ajuste las paces con la República Argentina.


ARTICULO XIII

Se entregarán inmediatamente todos los individuos que se hallen enrolados en los ejércitos y pertenezcan a las repúblicas de uno y otro, con tal que los bolivianos queden en el país y los peruanos regresen del suyo dejándolos a su libre elección. Se comprenden los soldados colombianos de ambos ejércitos, y ni uno ni otro podrán reclamar los pasados.


ARTICULO XIV

Ningún boliviano será responsable ante la ley, ni molestado directamente ni indirectamente por haber emitido sus votos en las presentes circunstancias; antes sí, lo que se hallan en este caso serán atendidos y considerados según sus aptitudes y servicios.


ARTICULO XV

Serán responsables las partes contratantes de cualquier acto hostil que hubiese de parte de ambos ejércitos, después de al ratificación de estos Tratados.


ARTICULO XVI

Para el cumplimiento de este Tratado, se darán dos Jefees en rehenes y serán designados por los señores Generales contratanttes.


ARTICULO XVII

Estos tratados serán ratificados o desechados en el término de veinticuatro horas, y caso de que sean desaprobados, o no ratificados, quedarán rotas las hostilidades a las doce horas.
En estos términos quedó acordada la presente estipulación que se concluyó a las ocho de la noche del mismo mes y año, y lo firmaron en dos ejemplares los expresados señores comisionados de que certificamos los infrascritos Secretarios.




Referencias:
"Agustín Gamarra, Mariscal de Piquiza", Miguel Martínez.
“La Iniciación de la República”, Jorge Basadre.
“Historia de la República del Perú”, Jorge Basadre.

"Epistolario del Gran Mariscal Agustín Gamarra", Alberto Tauro.

“Memorias para la historia del Perú”, General José Rufino Echenique.

"Historia del Perú Independiente", Nemesio Vargas.

"Historia Militar del Perú", Carlos Dellepiane

"Historia Marítima del Perú", Félix Denegri Luna.

"Historial de los Cuerpos de Tropa del Ejército", César García Rosell.

"Colección de LOS TRATADOS conveciones, capitulaciones, armisticios y otros actos diplomáticos y políticos celebrados desde la independencia hasta el día" Tomo Segundo. Ricardo Aranda, Publicación oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores.

"Memorias del Gran Mariscal Don Luis José de Orbegoso",  Segunda Edición.




Jesús De la Jara

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La Invasión a Bolivia de 1828 (1): Gamarra derrota a Sucre

"Gamarra, llamado y apoyado por los bolivianos, dirigió con tino su campaña, que encontró honroso término en el tratado de Piquiza, celebrado el 6 de julio y consecutivamente evacuó el territorio boliviano."
General Manuel de Mendiburu en "Biografía de Generales Republicanos"

Gamarra logra aunar esfuerzos con los patriotas bolivianos opositores a Sucre y lo expulsa del poder.
Esta campaña es la PRIMERA GUERRA O CONFLICTO INTERNACIONAL QUE EL PERÚ AFRONTA COMO REPÚBLICA INDEPENDIENTE.

Así mismo resulta importantísima para Agustín Gamarra porque fue una campaña que le trajo muchos lauros, admiración y respeto en el ejército y en la población en general. Fue como la "Campaña de Italia" de Napoleón Bonaparte, donde el general corso conquistó fama y gloria.

*Esta parte de la historia es un poco confusa, hay doblez de Gamarra pero también de Sucre. Creo que hasta ahora no se puede determinar con precisión muchas cosas, a mi parecer: plan de Gamarra sobre Bolivia en este punto (sabemos que siempre quizo anexarla a Perú, pero en esta parte de la historia ¿de todas maneras pensaba invadir Bolivia desde un inicio?), propósitos reales de Sucre contra Perú, hay también bastante doblez de Casimiro Olañeta (luego de alabar a Gamarra le enrostra su invasión), y otra parte de si las intenciones de Gamarra estaban articuladas con el gobierno de La Mar. Claro que hay muchas respuestas a estas dudas que sustentaré con bibliografía especializada del tema, pero creo que pueden haber divergencias.

Como el tema es tan grande y está disperso en 3 diferentes posts, les presento este cuadro resumen sobretodo para nuestros lectores escolares que siempre buscan cuadros resúmenes e ideas concretas:


SITUACIÓN DE BOLIVIA Y ANTECEDENTES

"Sucre en el 28
irse a su tierra promete
¡Cómo permitiera Dios
que se fuese el 27!"

Larriva en el poema burlesco "El Sacre"

Es cierto que Gamarra cambió su modo de tratar con Sucre a lo largo de la campaña. Desde el año 1827 surgían de Perú muchos papeles y panfletos con denuncias a Sucre y viceversa.

Pero en una carta del 11 de Julio de 1827 Gamarra le dice a Sucre: "...A mí me es muy sensible la ominosa conducta de los libelistas, ...Yo seré siempre y en cualesquiera circunstancias y tiempo un verdadero amigo de Usted ..."

La situación en Bolivia era tensa, Sucre, presidente de la República de Bolivia (antiguamente Alto Perú, que cambió su nombre en honor al libertador Bolívar) tenía muchos enemigos, sin embargo estaba confiado en sus fuerzas a pesar de los movimientos de Gamarra, lo constata así una carta a Bolívar:
"Han venido ya de Puno los 2 batallones y 2 escuadrones que habían en Tacna y Arequipa, y están en Lampa y Azángaro los otros 2 batallones y 1 escuadrón del Cuzco, de manera que existen en el departamento de puno 3 000 infantes, 500 caballos y 2 piezas de batalla. No creo que nos ataquen... las han puesto ahí de miedo ... Yo he colocado desde Oruro a La Paz 3 000 infantes, 700 caballos y 4 piezas de artillería ... y podré aumentar ... a 6 piezas, 4 000 infantes y 1 000 caballos ... estoy de ese lado descuidado"
Carta de Sucre a Bolívar del 20 de Diciembre de 1827



Mariscal Antonio José de Sucre y Alcalá, Presidente de la República de Bolivia

El 24 de Diciembre de 1827 se rebela el batallón Voltígeros en La Paz y apresan a varios generales. Sucre va a debelar la revolución pero éstos logran huir al Perú.


La llegada del general Aparicio

El General Manuel Martínez de Aparicio era un oficial colombiano que luchó durante la guerra de independencia y quedó en el Perú por esta época y por mucho tiempo más. Fue enviado por el gobierno central del Mariscal José de la Mar (suponemos para vigilar a Gamarra) y con la orden de ser nombrado Jefe de Estado Mayor del Ejército del Sur.  



General Manuel Martínez de Aparicio, enviado por La Mar, no apoyó a Gamarra en sus planes posteriores



Gamarra escribió a La Fuente una carta el 5 de Diciembre de 1827 donde habla así de él: "Con respecto a Aparicio no hay por qué recelar nada porque viene de muy buena fe y es muy amigo nuestro. Es verdad que es un poco vividor, pero incapaz de hacernos males. Así pues es necesario que se cumplan las órdenes del Gobierno que están consignadas a Aparicio sin el más pequeño recelo de nada, nada, nada, en la inteligencia de que para cualquiera ocurrencia estoy aquí con veinte ojos." En esta carta además se queja que quieren llevarse al general Cerdeña a Lima. Notamos cómo Gamarra sospecha que el general Aparicio pueda ser un espía pero acepta su cargo de Jefe de Estado Mayor y confía en vigilarlo bien. También es interesante que aunque suponemos que Gamarra ya tenía miras contra La Mar pues existía el triunvirato Santa Cruz - Gamarra y La Fuente escribe: "El General La Mar es un caballero, es honrado, ayudémosle y hablémosle con franqueza". Para el historiador Nemesio Vargas, Gamarra quería decir: "ayudémosle a renunciar a la presidencia a favor nuestro". Lo cierto es que se puede apreciar cómo a lo largo de la campaña Gamarra tiene sus PROPIAS miras, eso es indudable.

Los preparativos de la guerra se hacen en Puno, allí es donde por primera vez José Rufino Echenique, que era Teniente 2º conoce a Gamarra, quien le trata a partir de ese momento con mucho cariño, como recuerda Echenique en sus "Memorias para la Historia del Perú" y le pide que venga a comer siempre con él, también él da la orden para que se le ascienda a Capitán , que se concreta el 25 de Diciembre de 1827.

LA ENTREVISTA DEL DESAGUADERO

Gamarra pide una entrevista a Sucre que se da en el Desaguadero el 5 de Marzo de 1828, que fue cordial (como casi todas las entrevistas en esta época) y de hecho también, falsa. Aquí Gamarra expone su mayor preocupación sin rodeos: que el Perú sea atacado por el Norte (Bolívar) y por el Sur (Sucre), cosa que desmiente el mariscal de Ayacucho, a pesar que existen cartas donde el general Juan José Flores, venezolano pero considerado padre de la patria del Ecuador, contaba con Sucre para atacar Perú. 

Pero luego de esta entrevista Gamarra le escribe a Sucre una carta, el 8 de Abril de 1828, donde Gamarra se queja seriamente de la falta de respeto a la palabra de honor del Mariscal de Ayacucho a pesar que no firmaron ningún tratado oficial , "...porque tanto V.E. como yo estábamos en el caso de entendernos francamente..."; agregando que el Perú estaba contento con la entrevista de paz.
Gamarra argumenta haber obrado de buena fe manifestando su disponibilidad para la paz: "...he procedido inmediatamente a replegar los cuerpos (*del ejército), no sólo al punto de Lampa en que se fijaban las estipulaciones , sino hasta el de Pucará nueve leguas más a retaguardia. He hecho más: han cesado todos los preparativos, y reclutamientos desde la entrevista, y me he avanzado a licenciar (*regresar) a los que se han remitido después de aquella sin tomarme siquiera la facultad de forrajear la caballería..."
Se queja en cambio que Sucre: "ha ordenado con más fuerza que nunca ..., el aumento de las tropas: el reclutaje que se ha hecho y se está haciendo en todo Bolivia es un anuncio de que se prepara para la guerra. El carácter y sentido de las proclamas que V.E. ha dirigido a los pueblos de la Paz y Sicasica, no manifiestan menos el espíritu de un rompimiento y preparación", añade que ha recibido comunicaciones de las personas más respetables de Bolivia donde se quejan de que en la entrevista del Desaguadero "se ha sancionado la eterna servidumbre de los bolivianos(*a los peruanos)" por lo que les incita a tomar venganza.
Gamarra protesta contra el aumento de fuerzas bolivianas que calcula en 1200 hombres y amenaza : "me veré en la necesidad de llamar las guarniciones del Cuzco, Arequipa y otros depósitos, y aun otro cuerpo de infantería situado en Ayacucho, para equilibrar la fuerza que V.E. ha aumentado". Y termina su carta diciendo : "Creo mi deber hablar a V.E. con toda esta franqueza e ingenuidad, para que en ningún tiempo se diga que yo he faltado al honor, al sagrado de las instituciones, y al interés que debo tomar por mi país".


MOTÍN DE CHUQUISACA: SUCRE ES HERIDO

Sucre había llegado a Chuquisaca (actual Sucre) a inicios del mes de abril.
El 18 de Abril de 1828 se da el Motín de Chuquisaca. A las 6 de la mañana el médico español Luna avisa al presidente de la revuelta, éste despacha al coronel José Escolástico Andrade. Sale con sus edecanes, el ministro Infante y el comandante colombiano Escalona. Se dice que Sucre estaba informado de ese probable motín pero no quiso sofocarlo porque aparecería autoritario.
Los granaderos de Colombia en su cuartel se amotinaron gritando: "¡Viva Gamarra!" "¡Viva el Perú!"
Sucre llegó y Escalona mató al centinela. De noche llegó Sucre a acallar el motín pero su presencia irritó a los revoltosos. Entró y diciendo "Granaderos, ¿qué hay?, ¿qué quieren?" fue baleado y herido por orden del oficial argentino Caizo en el brazo derecho y la frente. Su caballo que fue herido de un balazo se encabritó, dio media vuelta y Sucre no pudiendo manejarlo con un solo brazo fue llevado por el animal lejos.

La clase alta prodigó cuidados a Sucre quien herido fue a palacio. El ministro Infantas quiso llamar a un regimiento colombiano que estaba en La Paz pero de nuevo Sucre claudicó por temor a reproches, esperaba que el general López que estaba en Potosí acuda en su auxilio. 
Infantas, no obstante envió tres cartas a Bolívar con el objetivo que ataque al Perú por el norte. 

Los facciososdieron aviso pronto a Gamarra pidiéndole su intervención, además intentaron tomar prisionero a Sucre al cuartel, pero éste se negó valientemente diciendo que podían fusilarlo pero que sólo muerto lo sacarían de Palacio, por lo cual sólo le pusieron vigilancia.
Al día siguiente se formó un gobierno en Chuquisaca, uno de sus presidentes provisionales fue el doctor José Antonio Acebey, quien llamó directamente a Gamarra.
El falso Casimiro Olañeta lo atendió y le protestaba que hacía todo lo posible por terminar la revolución cuando en verdad incitaba aún más al pueblo contra Sucre.


LA PRESIDENCIA DE JOSÉ MARÍA PEREZ URDININEA

Ese mismo día Sucre renuncia a la presidencia de Bolivia y delega funciones siguiendo las vías constitucionales hacia su ministro de Guerra , el General José María Pérez de Urdininea, para lo cual redacta un Decreto por el cual lo nombra Presidente del Consejo de Ministros. Momento desde el cual se forman dos bandos opuestos bolivianos.




General José María Pérez de Urdininea, ocupó la Presidencia de Bolivia luego de la renuncia de Sucre


Sucre desde mucho antes pensó en abandonar la presidencia de Bolivia por las diversas presiones, pero hay una cosa muy cierta, él (ya sea por legalidad y también seguro por orgullo personal) nunca quiso que Gamarra invada Bolivia, fue un golpe mortal para él. Pero después de todo no se arrepiente de nada y parece que en esta etapa ya no se hace ilusiones, se abandona a los acontecimientos.
El 20 de Abril, dos días después de ser herido envía un poder para contraer matrimonio en Quito, Ecuador con Mariana Carcelén y Larrea, marquesa de Solanda.

Referencias:
“La Iniciación de la República”, Jorge Basadre.
“Historia de la República del Perú”, Jorge Basadre.

"Agustín Gamarra, Mariscal de Piquiza", Miguel Martínez.

"Epistolario del Gran Mariscal Agustín Gamarra", Alberto Tauro.

“Memorias para la historia del Perú”, General José Rufino Echenique.

"Historia Marítima del Perú", Félix Denegri Luna.

"Historia General de Bolivia", Alcides Arguedas

"La primera centuria", Pedro Dávalos y Lissón.

Jesús De la Jara



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Las Revoluciones: 17. La Sedición de Chancay

Las Revoluciones: 16.Conspiración a favor de Riva Aguero

jueves, 28 de julio de 2011

Las Revoluciones: 15.La terrible batalla entre Salaverry y Vidal

Fue pues realmente un encuentro de titanes en la historia, pero para tomar más consciencia de esto les hablaré de lo que era el general Juan Francisco de Vidal La Hoz. Él fue conocido con el seudónimo de "Primer Soldado del Perú", y claro pues es uno de los pocos destacados militares peruanos que se sumó a la causa de la independencia desde muy joven, en 1819, esto es importante porque como sabemos hubo muchos oficiales como La Mar, Gamarra, Etc que inicialmente estuvieron en el bando español y se pasaron recién con San Martín. Vidal en cambio participó más que activamente en la independencia peruana y llegó a convertirse en leyenda porque también lo hizo en la independencia de Chile, donde tomó el fuerte de Valdivia el 4 de Febrero de 1820 con mucha bravura. Luego de esto participó en un sinfin de batallas y ayudó al gobierno peruano en apaciguar rebeliones.
Salaverry había conspirado en Chachapoyas (ver: Las Revoluciones: 12. Salaverry en Chachapoyas aquí ) pero fue capturado.
Justo por estas épocas el Perú estaba prevenido contra Gamarra pues la Convención Nacional se instaló el 12 de Setiembre de 1833 y pensaban que no dejaría el mando de buena manera. 
Por ello Salaverry marchando a Trujillo preso y pensando que de seguro sería muerto, aprovechó la oportunidad para adherirse a la causa de Orbegoso (o al menos simularlo) y "libertar" el departamento para preparar la llegada de Orbegoso. Claro que esto era ilegal pues Gamarra aún no terminaba su gobierno.

Gamarra entonces da orden para encargarle a Vidal derrotar a tan temible jefe, para ello pide permiso a la Convención Nacional (pues Vidal era diputado suplente) que le da el visto bueno. Parte del Callao el 12 de noviembre de 1833.

Al 2º día de marcha por tierra Vidal llegó a la hacienda de Santa Helena donde envió a don Antonio Saavedra para que hablase con Salaverry y le ofrezca garantías del Gobierno de Gamarra (con lo cual se debilita la afirmación rotunda que Gamarra quería desaparecerlo a toda costa, que me parece exagerada). A pesar que Vidal le pedía evitar un derramamiento de sangre peruana y las garantías sobre su persona (que partiendo de Vidal era seguro que lo cumpliría) Salaverry se negó. Bilbao afirma que fue para no traicionar las esperanzas del pueblo al cual él mismo levantó contra Gamarra, pero aún no terminaba el gobierno de éste y no había hecho absolutamente nada que podría hacer pensar que trataría de quedarse en el mando. De hecho sí había un compromiso de él por el pueblo pues ya había dado ese paso tan escandaloso, pero también había una dosis de orgullo y ambición personal.
En efecto, Salaverry estaba seguro de batir a Vidal pues tenía más soldados, tenía 5 piezas de artillería (Vidal no tenía ninguna) y además los hombres de Vidal necesitaban marchar casi 40 kilómetros con lo que estarían extenuados.

LA BATALLA DE GARITA DE MOCHE


"Se puede asegurar sin equivocarse que en esta batalla ha sido donde han combatido los soldados peruanos de ambas partes, con más encarnizamiento, pues tanto los jefes que obedecían a Salaverry, como los míos desplegaron mucho valor en aquella lucha"
General Francisco de Vidal en "Memorias"


BANDOS ENFRENTADOS

General Francisco de Vidal

Lugartenientes

Jefe de estado mayor: teniente coronel Coloma
Comandante militar Juan Mendiburu

Coronel Manuel Espinoza

Teniente Coronel Juan Crisóstomo Torrico

Fuerzas aproximadas: 500 hombres.


Coronel Felipe Santiago Salaverry

Lugartenientes

Fuerzas aproximadas: 800 hombres.



 
Empezó la batalla Garita de Moche (hoy puerto de Salaverry, *pueden visitar una página curiosa e interesante de los jóvenes del puerto Salaverry aquí que incluso crearon Himno Salaverry) a las 6 de la mañana el 19 de Noviembre de 1833.

Salaverry se hallaba parapetado en las faldas de unos cerros. Tenía a su derecha la caballería con 30 hombres, su infantería bien distribuida a lo largo de la línea del frente y 5 cañones. Tenía además 300 montoneros y hombres del campo dirigidos por Lizarzaburu. En total sumaba más o menos 800 hombres pero 400 eran soldados y los demás pobladores y montoneros.

Los hombres de Vidal en cambio eran 500 pero todos soldados veteranos (aquí vemos el gran trabajo que había hecho Agustín Gamarra en formar un ejército competitivo y que se evidencia también en los acontecimientos de 1834). No tenía artillería y su caballería era muy escasa.

Vidal a pesar que la artillería de Salaverry dominaba todo el campo entró al llano con su ejército y eligió un lugar donde una gran elevación del terreno podía ponerlo más o menos a salvo. Dispuso a los soldados y envió una guerrilla de 40 hombres con el ayudante mayor del batallón "Zepita" Osorio; Salaverry envió a su encuentro una guerrilla de 50 con el teniente Juan Rivero. Empezó a disparar la artillería de Salaverry sin éxito pero su guerrilla logró vencer a la de Vidal.

El desbande de los montoneros

Cuando vio que el primer contingente de Vidal había sido batido Salaverry mandó cargar a su caballería. Vidal ordenó que los 46 granaderos a caballo que tenía vayan a su encuentro tocando a deguello. Al ver la fiereza con que acometían la caballería de Salaverry giró a su izquierda y se desbandó hacia atrás. Viendo a la caballería despavorida los montoneros de Lizarzaburu también se asustaron y huyeron de la batalla para no volver a aparecer.
Los granaderos a caballo continuaron su marcha a pesar de los fuegos de la artillería enemiga pero equivocaron el camino y al ponerse detrás de la línea de Salaverry los caballos continuaron la marcha, y se fueron a perder en los médanos, quedando alejados de la acción.

Viendo que su caballería se desbandaba fue Salaverry con su espada y a gritos como un desesperado logró reunirla y la colocó a su izquierda. Luego para aprovechar sus cañones aguardó allí que Vidal maniobrase.


La lucha se torna encarnizada

"Por un lado se veía a Salaverry excitando a los suyos con la voz y el ejemplo; mezclado en lo más crudo de la refriega y como un loco disputando la victoria; por otro, al general Vidal que parecía rivalizar con el joven enemigo"
Manuel Bilbao en "Historia del General Salaverry"


Vidal entonces concibió un ataque en masa de la infantería y caballería. Ordenó que los Granaderos vayan al mando del teninete coronel Juan Crisóstomo Torrico a flanquear la izquierda de Salaverry mientras que él mismo con el resto del ejército daría un ataque de frente.

Empezó entonces a atacar Vidal con toda la tropa a su mando y Salaverry empezó a hacer disparar sus cañones a discreción, hicieron poco estrago en las filas de Vidal que siguió avanzando impávido a pesar de las descargas. Cuando estuvo suficientemente cerca los cañones se apagaron y empezó una lucha sin cuartel a la bayoneta.

El choque fue tremendo y por un momento sólo se escuchaban los choques de las bayonetas y los gritos de muerte de los soldados quienes se batían sin cesar. Se combatió con denuedo cuerpo a cuerpo y durante el choque Salaverry gritaba de un lado a otro enardeciendo y alentando a los suyos al mismo tiempo que se batía como todos sus oficiales con los soldados rasos. Vidal no se quedaba atrás y alentaba a los suyos y tanto se comprometió en el combate que estuvo a punto de morir. Fue herido en el costado derecho (aunque no de consideración) y fue perseguido por un soldado enemigo, Vidal luchó con desesperación pues no podía maniobrar bien a causa de su herida, se defendió mucho rato antes que llegue uno de sus granaderos que ultimó al soldado enemigo.
El batallón "Zepita" se desordenó y no pudo romper la línea de Salaverry totalmente, fueron tomados prisioneros el sargento mayor Porras, los capitanes Zapatel, Artaza y el teniente Damián La Torre y otros. Después de mucho combatir fue rechazado Vidal y sus hombres retrocedieron. 

Pero Vidal no quería ser derrotado de ninguna manera y con ayuda del sargento mayor Mguel Rivas reunió a los soldados que retrocedían, logró hacerlo de muy buena forma y reorganizó su ejército para una nueva carga. Salaverry no ordenó continuar el ataque porque temía que Torrico lo envuelva así que esperó firme con sus hombres.

Vidal se lanzó con sus hombres y redobló el ataque, otra vez se luchó encarnizadamente y los oficiales animaban a no cejar a sus soldados. Salaverry se mezcló en la lucha y su capa corta estaba hecha jirones por los agujeros de las balas y las descargas de bayoneta. Vidal también se encaprichó en mostrar más valentía que su enemigo, fueron muertos dos caballos que montaba durante este suceso. Al final de esta larga lid Vidal se retiró de nuevo pero llevándose consigo los cañones de Salaverry, librando a su ejército de este obstáculo.

Luego de este episodio apareció Torrico y súbitamente se apagaron los fuegos de ambos bandos, los soldados se organizaron en sus puestos y hubo como una tregua en el combate.
Salaverry entonces, probablemente orgulloso de su hasta ahora buena performance, montó en un caballo y se paseó delante del campamento de Vidal como para dar una orden, el teniente coronel Coloma, jefe de estado mayor de Vidal le increpó a Salaverry: "¿Hasta cuándo hace usted derramar sangre?" a lo que él le respondió: "Hasta que no quede más que el general (*Vidal) y yo"




General Juan Francisco de Vidal la Hoz, vencedor en la Batalla Garita de Moche




Referencias:
“La Iniciación de la República”, Jorge Basadre.
“Historia de la República del Perú”, Jorge Basadre.
"Historia del General Salaverry", Manuel Bilbao.

"Memoria escrita en 1855", General Francisco de Vidal.

Jesús De la Jara

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Las Revoluciones: 14.El asesinato del prefecto de Huacho

Las Revoluciones: 13.La rebelión del coronel Delgado en Piura

Las Revoluciones: 12.Salaverry en Chachapoyas

Las Revoluciones: 11.Ayacucho en armas

"Apenas tuvo conocimiento de la sublevación Gamarra, que se hallaba enfermo, dando una muestra de su característica actividad, dejó al mando al Vicepresidente del Senado, y marchó el 30 de Julio con las pocas fuerzas del ejército que pudo reunir"
Jorge Basadre


Las autoriades del departamento de Ayacucho en ese entonces eran el Prefecto Coronel Juan Antonio González y de Jefe Militar del Departamento el Coronel Mariano Guillén, gamarrista.

El coronel Mariano Guillén

* No confundirlo con el coronel Gregorio Guillén, jefe de Caballería.

Mariano Guillén formó parte del ejército realista español (como muchos de los militares peruanos). Participó a órdenes de La Serna en la Campaña contra el ejército patriota, siendo ascendido al grado de Teniente Coronel (o Comandante) el 12 de Mayo de 1823 cuando mandaba el cuerpo de infantería "Fernando VII".
Pero en cuanto a él siguió sirviendo a España hasta la batalla de Ayacucho, razón por la cual se le considera uno de los "capitulados" (apelativo por haber capitulado luego de la batalla).
Posteriormente durante la República Independiente fue muy activo y favorable hacia Gamarra y su círculo.
Fue jefe en grado de Teniente Coronel del 2º batallón "Zepita" con quien hizo la Campaña de 1828 a órdenes de Gamarra, cuando invadió Bolivia participando en algunos encuentros.
Apoyó el levantamiento en Lima del General Antonio Gutiérrez de la Fuente contra el gobierno de José de la Mar, firmando el acta que lo llamaba al gobierno.
Gamarra y La Fuente presionaron al congreso para algunos ascensos, entre los cuales estaba de Mariano Guillén, que fue ascendido así a Coronel el 5 de Septiembre de 1829.
Durante el gobierno de Gamarra siguió ejerciendo el mando del 2º Batallón "Zepita" y fue uno de los de más confianza personal del Presidente. Por ejemplo fue protagonista de las intrigas de "la Mariscala" contra La Fuente y protegido de aquélla (pueden ver este episodio aquí)
Gamarra le dio el cargo de Gobernador de los Castillos del Callao, prefiriéndole al coronel Ramón Echenique (tío de Rufino Echenique) pues ya no confiaba en éste. Es con este cargo que mantuvo preso al coronel Iguaín que conspiraba contra Gamarra (pueden ver este episodio aquí).
En el año de 1833 quiso Gamarra ascenderlo a General, pero el congreso no aceptó el ascenso y lo desestimó. Por esta época tenía el mando sobre el batallón "Callao".


UNA REVUELTA MUY VIOLENTA

"Vencida quizás en la capital (la revolución), emergió en provincias y emergió sangrienta"
Jorge Basadre


En Ayacucho tuvo entonces lugar una extraña revolución militar que no proclamó ningún jefe y cuyas causas no fueron del todo conocidas.

El 24 de Julio de 1833 en la madrugada los capitanes Alejandro Deustua, Herrera y Flores del batallón "Callao" cometieron un sinfín de atropellos. Se pronunciaron y sublevaron con parte de la tropa arrestando a sus superiores Mayor Uría, capitán Layseca y a los vecinos más importantes. El capitán Ayarza logró huir.
Como la gente empezó a gritar salió el prefecto coronel Juan Antonio González quien fue asesinado en la puerta de su casa por los rebeldes.

Sin perder tiempo y liderados por el capitán Deustua fueron a la casa del Jefe Militar del departamento de Ayacucho, coronel Mariano Guillén, a las 5 de la mañana e hicieron que tocase la puerta una persona de su confianza, entraron y acribillaron a balazos a Guillén; su esposa, Jacoba Parra, lo trató de defender como una leona, razón por la cual fue golpeada con la culata de una bayoneta, se cayó y fue arrastrada por las calles de la ciudad hasta dejarla por las inmediaciones.

Tomaron de la caja fiscal 6 000 pesos, y luego a los vecinos que habían capturado (más o menos 350) les requisaron 18 000 pesos y 5 000 más a los de Huanta.
El capitán Flores organizó a 300 hombres y les dio el nombre de "División vengadora de las leyes", en clara alusión a una oposición al gobierno de Gamarra e implantaron el reclutamiento general. Logró reunir 350 pero el movimiento no era popular, pronto éstos se dispersaron. Mientras el Coronel Mariano Velapatiño que estaba en Lucanas con poca gente fue a Parinacochas para reclutar gente y extender la revolución.

La Junta Departamental y la Municipalidad de Ayacucho se vieron obligadas a propalar bandos y oficios a favor de los amontinados, más tarde aludieron que fueron amenazados por un batallón.

El presidente Agustín Gamarra se enteró de la terrible situación en Lima, estaba enfermo pero aún así marchó como siempre a debelar el motín. Dejó encargado del mando al vicepresidente del Senado Braulio del Camporredondo y partió el 30 de Julio de 1833 con las fuerzas que pudo reunir (principalmente el batallón "Piquiza").


José Braulio del Campo Redondo Cisneros, vicepresidente del Senado que ejerció el mando provisorio

Presidencia provisoria de Braulio del Campo Redondo
Braulio del Campo Redondo asumió el gobierno al estar ausente el Vicepresidente de la República y el Presidente del Senado. Ejerció su cargo del 30 de Julio al 22 de Noviembre de 1833.

Gamarra marcha con el batallón "Piquiza", del cual tenía el mando el Teniente Coronel Echenique, a pesar que su número era equiparable al de los amotinados, pero refiere en sus "Memorias" estaba en mal estado: "Me hallaba yo entonces recién convaleciente de una grave enfermedad en la que estuve a la muerte. A pesar de ello, me resigné a marchar con él; pero el paso de la Cordillera me puso en mal estado, y me obligó el general por ello, a quedar en Jauja con el médico del cuerpo."
 Tres días después Echenique creyó hallarse repuesto y trató de darles alcance.

El General Pedro Bermúdez también estaba enfermo en Tarma pero marchó a Huancavelica con el general Frías y reunió y organizó alguna tropa. A su vez el coronel Bujanda, prefecto del Cuzco cercó a los rebeldes por el sur.

El 8 de Agosto de 1833 llegó Gamara a Huancavelica, se unió a Bermúdez y le dio el título de Comandante de operaciones sobre Ayacucho. Los amotinados abandonaron Ayacucho rumbo a Huanta.


LA BATALLA DE PULTUNCHARA

"Los capitanes sublevados que eran valientes, concibiendo batir mi cuerpo con el suyo, salieron a esperarlo, situándose en al formidable posición llamada Pultunchara..."
General José Rufino Echenique, en "Memorias"

El 15 de Agosto de 1833 Gamarra estaba frente a las posiciones de los amotinados quienes dejaron su posición en Culluchaca y se situaron en Pultunchara, un monte a cuyas faldas está la ciudad de Huanta. Más que una batalla, por las proporciones de soldados se le llama encuentro de Pultunchara.

A pesar de estar fatigados por la larga marcha los soldados del cuerpo de Echenique combatieron con incomparable ímpetu y arrojo, sin contar con oficiales (que no llegaron a tiempo) pues ascendieron a cuestas a pesar del fuego que se les hacía desde la cima, y luego de una primera descarga acometieron ferozmente a la bayoneta.

Los facciosos se dispersaron pues no se esperaban tan violento ataque, quizás pensando que la tropa del gobierno estaría agotada del viaje, y fueron tomados prisioneros la mayor parte de tropa. Mas la mayoría de oficiales y capitanes huyeron. Algunos vagaron por las montañas o las punas de Iquicha.

El 16 de Agosto de 1833 en la provincia de Huanta, Ayacucho Gamarra lanzó la siguiente proclama:

«Ayacuchanos: Cuando más tranquilo reposaba este pueblo en el seno de la paz y de las garantías constitucionales una tempestad horrible lo cubrió de espanto y terror. Sus principales jefes cobardemente asesinados fueron la divisa con qeu sus sangrientos autores los convidaron a la defección y la rebeldía. Veintidós días han existido sus execrables tareas; pero veintidós días de lágrimas, de opresión y ultrajes les han hecho vislumbrar la horrible serpiente de la anarquía. Ayacucho y Huanta solamente han estado bajo su funesto influjo: Ayacucho y Huanta han sufrido lo que no sufrieron en cien años bajo el formidable poder español.

«Ayacuchanos: El Gobierno que está puesto para cuidar de vuestra quietud y seguridad, ha volado a salvarnos y castigar a los sangrientos asesinos, que al mismo tiempo que invocaban alevosamente el nombre sagrado de libertad, pisoteaban la Constitución y profanaban los derechos más sagrados ... Ayer fueron destrozados y escarmentados para siempre en el campo de Pultunchara, y hoy sus principales cabecillas aterrados de sus propios crímenes buscan una caverna para sepultarse.

El 6 de Septiembre el teniente coronel Valdivia logró prender en Cora Cora al coronel Mariano Vela Patiño que tenía 3 oficiales y 50 montoneros armados. Con esta última incursión se puede decir que se extinguió completamente la revolución.

Echenique refiere que fueron fusilados dos oficiales y un jefe que se había mezclado con la revolución. Aunque Basadre nota que muchos más fueron fusilados y concluye que las persecuciones fueron más terribles que la batalla misma. Luego de castigar a los prisioneros, Gamarra dio de baja a los amotinados, pasándolos al retiro.

La Municipalidad y la Junta Departamental tuvieron que rectificar las actas favorables al levantamiento.

El 18 llega Echenique y Gamarra le contó lo bien que se comportaron sus soldados.

Gamarra crea el batallón "Pultunchara" con los restos del 2º batallón del "Callao", en honor al nombre de la victoria.

Para las viudas de las autoridades, Teresa Basombrío (viuda del coronel Juan Antonio González) y Jacoba Parra (viuda del coronel Mariano Guillén) Gamarra dispuso reciban el montepío el 19 de Agosto de 1833, resolución que fue aprobada el 16 de Octubre de 1833 por la presidencia del Consejo de Estado; por el cual eran beneficiarias de mitad de paga de General de Brigada.

Luego de un tiempo de estar en Ayacucho regresan a la capital.
Referencias:
“La Iniciación de la República”, Jorge Basadre.
“Historia de la República del Perú”, Jorge Basadre.

"Memorias para la Historia del Perú", General José Rufino Echenique.

"Historia del Perú Independiente", Nemesio Vargas.
"General Trinidad Morán", Alfredo Guinassi.
"Historial de los Cuerpos de Tropa del Ejército", César García Rosell.

"Calendario y guía de forasteros de Lima, para el año 1833" D.J.G. Paredes.

"Suplemento a la Gaceta de Madrid", del martes 1º de Febrero de 1825.

"Colección de leyes, decretos y órdenes publicados en el Perú", Imprenta de José Masías.





Jesús De la Jara



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Las Revoluciones: 10. Rebelión de Carabayllo

Las Revoluciones: 9. Conspiración de Salaverry de 1832

Las Revoluciones: 8.La conspiración del general Cerdeña

"Es preferible vivir entre las fieras"
Agustín Gamarra sobre la conspiración del general Cerdeña


Recordando el 27 de Setiembre de 1832 había asumido el mando de la República el presidente del Senado Manuel Tellería por haber dimitido temporalmente Gamarra debido a su mal estado de salud. El 31 de Octubre del mismo año Agustín Gamarra vuelve a tomar el manejo del gobierno.

Es pues tal vez en el intervalo como lo supone Távara en la "Historia de los Partidos" que los conjurados planearon la conspiración. 

El 11 de Noviembre de 1832 fueron apresados de forma preventiva varios personajes importantes de la política. Cuatro días antes había sido pronunciado el discuros del diputado Francisco de Paula González Vigil, en el que acusaba al presidente Agustín Gamarra: "Yo debo acusar, yo acuso".

Entre los apresados figuraba el prestigioso general español Blas Cerdeña, los coroneles Salvador Soyer y Pascual Saco Oliveros; los diputados Reyna y Mar y el señor Sarratea.

Según el gobierno la causa de esta revolución era el deseo del general Cerdeña y los conjurados de entregar el país al presidente boliviano Andrés de Santa Cruz. Los diputados Reyna y Mar, en efecto habían firmado la acusación constitucional contra el presidente Agustín Gamarra y querían botarlo de la presidencia. El mismo Francisco de Paula González Vigil, que había sido el que incitó la acusación contra Gamarra, el que había dado el discurso en su contra, el día de las prisiones corrió a su casa con el objetivo que no se le acuse de tener que ver con ese complot.

El general Cerdeña había querido ganarse adeptos para el golpe, habló al coronel Pascual Saco Oliveros quien probablemente dio aviso al gobierno de esta revolución en la que no quiso tomar parte, también fueron atraídos los tenientes coroneles Camilo Carrillo y José Rufino Echenique, pero ambos muy fieles al gobierno y a Agustín Gamarra también colaboraron en denunciar el hecho (pueden ver la valiosa actitud del entonces Mayor Rufino Echenique en la Revolución de Rossel aquí)



Coronel Pascual Saco Oliveros, involucrado en la conspiración ayudó en su sofocamiento



Nemesio Vargas, crítico incansable de Gamarra, afirma en su obra que esta conspiración en realidad no existió y que Gamarra habría "creado" para alejar a sus enemigos, cosa que me parece demasiado exagerada pues dice que Gamarra pensaba ya en su sucesión y quería maniatar a los que iban a evitar un periodo más de su gobierno. Todos coinciden en que llegado el momento de su sucesión Gamarra no quería mandar más porque estaba harto de tantos devaneos, esto lo explicaré ampliamente y con pruebas en el tema de su sucesión.

Dentro de los conjurados el diputado José Sarratea era una persona honorable y tranquila públicamente por lo que sí la opinión pública tuvo sus reparos en considerar una injusticia su prisión. Tanto así que el gobierno lo soltó en menos de un día.

Los diputados a pedido de la Cámara y con venia de Gamarra fueron puestos en libertad el 26 de Noviembre de 1832.

Por su parte el General Cerdeña al ser apresado, hizo valer su rango de general, logrando con su presencia y valentía que sólo el oficial del piquete de soldados que vino a prenderlo lo acompañase, éste lo llevó al Cuartel de Santa Catalina preso y luego se le trasladó al Cuartel San Francisco de Paula donde fue visitado por gente culta y de sociedad. Cuatro días después recibió al Fiscal que era el coronel Allende, gamarrista.

El resultado del juicio (23 de Diciembre de 1832) fue la deportación del general Cerdeña y Gervasio Aranaga a La Libertad, donde Cerdeña eligió una residencia cercana a Trujillo; de Soyer a Chachapoyas; del coronel Saco Oliveros a Maynas. El teniente coronel Bernardo Soffia tuvo castigo menor, así como el Mayor Juan Basilio Cortezana que fue preso en un cuartel limeño y luego liberado.

De nuevo Gamarra sintió el golpe pero a la vez apreciamos el gran valor y entereza que tenía, sin el cual no hubiese soportado tantas revoluciones y empeñado en terminar su mandato.
Testimonio del dolor que experimentó, Távara refiere estos extractos de una carta que Gamarra escribió a un amigo suyo sobre la revolución: "Asómbrese Ud. amigo, ¡el general Cerdeña conspirando contra mí! Parece increíble, pero nada más cierto, es preferible vivir entre las fieras!"
Gran frase esta última que demuestra la firmeza de su carácter. Así como cuando Rossel conspiró contra él, y a pesar de quererlo mucho, también supo sobreponerse a ese duro golpe.

Tiempo después el presidente Agustín Gamarra confesaría a Nieto en una carta del 19 de Diciembre de 1832: "El coronel Saco sigue aún en su prisión, sujeto a la causa que va siguiendo. Yo aseguro a usted que espero la más completa vindicación de este buen jefe, cuyo juicio proviene de mi buena disposición a su favor. En la altura en que se halla la causa, interesa ya a su honor el esclarecimiento de las sindicaciones que padece." Se nota aquí el aprecio que Gamarra tenía por el coronel Pascual Saco Oliveros quien fue más que todo investigado como la regla lo mandaba.
Y añade, con mucha pesadumbre por la revolución: "Por lo demás, concluiré esta materia confesando que, sin merecerlo, soy desgraciado para con mis amigos. Dicen que la revolución causa o aborta estos fenómenos, pero ése es muy triste consuelo para quien jamás ha economizado sacrificios a la consecuencia".
Y en verdad, Agustín Gamarra sentía cada revolución como una traición, más si venían de sus amigos. El general Cerdeña había sido uno de los personajes más importantes que lo secundó en el golpe contra el presidente José de La Mar, y a pesar de que ambos habían asumido las consecuencias de ese paso también lo traicionaba...

Referencias:

“La Iniciación de la República”, Jorge Basadre.
“Historia de la República del Perú”, Jorge Basadre.
"Soldados de la República", Carmen McEvoy y José Luis Rénique.

"Historia del Perú Independiente", Nemesio Vargas


Jesús De la Jara


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